¿Cómo usar nuestro pensamiento para encontrar el Vestido Soñado para nuestra Boda?


Desde muy chicas, fantaseamos con uno de los momentos más anhelados en nuestras vidas, nuestra BODA!. Muchas  de nosotras vamos soñando, creando y recreando es instante único de felicidad. Miramos las fotos de las bodas de nuestras madres y abuelas, sus vestidos para boda, fantaseamos con  poder usar el vestido que ellas usaron para sus ceremonias y  todo gira en torno a él… si al famoso vestido de bodas que tanto anhelamos para el momento más soñado y cocreado como  una de las experiencias más felices en nuestras vidas.

Más allá de las creencias y mandatos, cada una de nosotras, sabe  que cuando llegue esa experiencia, ese vestido de bodas llegará a nosotras casi como una revelación, colmándonos de felicidad, alegría y hasta emoción, así que les voy a contar mi historia sobre mi vestido de bodas y cómo gracias a la ley de atracción llego a mí.

A decir verdad, a mí me toco casarme ya de bastante grande y solo con una boda civil, con los invitados más íntimos de nuestro entorno, ya que  nuestro deseo era vivir la experiencia con los “nuestros”, los que comparten nuestra cotidianidad, así que nos concentramos en una boda simple y clásica, donde poco a poco le fuimos sumando detalles. Primero la fecha, luego los tramites y  así sucesivamente.

Mientras tanto mi preocupación aumentaba día a día al ver que el tan deseado “vestido de bodas” para la ocasión, cada vez coincidía menos con las realidades que encontraba, así que tome la decisión de direccionar  mi energía e intención en “encontrar el vestido soñado para mi boda” y recuerdo que lo primero que hice después de terminar con los trámites legales para el evento, fue ir de recorrida tienda por tienda hasta encontrarlo y fue así como de regreso a mi hogar y después de haber pasado por muchos vestidos, probadores, vendedoras entusiasmadas con la idea de venderme el vestido más caro de la tienda, ya casi dándome por vencida, vi un local vecino y me decidí a entrar con muy pocas expectativas, pero pidiéndole, casi rogándole al Universo que el famoso vestido estuviera ahí!!!

Entro al local y para no perder tiempo le hago una consulta muy simple a la vendedora y  con muy pocas palabras, casi desahuciada, le describí el vestido que estaba buscando. Sin dudarlo, me miro y dijo busca ahí, señalándome un perchero. Sin dar más vueltas fui directo al lugar que me había indicado y BOOM… casi mágicamente ahí estaba, como esperándome!!!  Ansiosa, con el elegido en mano,  me volví a acercar a ella para consultar el precio, no quería ilusionarme con algo no pudiera pagar, y nuevamente BOOM!, estaba dentro de mi presupuesto!!!, así que hice la última pregunta de rigor, tienes talle para mí?  Y como era de esperar, era el último vestido disponible en la tienda que coincidía con mi contextura y talle. Obviamente no puede esperar para entrar al probador y recrear en mi mente, casi como un sueño, ese momento que tanto proyectamos en nuestras vidas y que al fin llega a nosotras.

Y así fue cómo a través de mis pensamientos, mi intención y buena predisposición, pude activar y alcanzar lo que estaba anhelando y proyectando y fue así como llegue a una pequeña tienda donde encontré vestidos para bodas.

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