Cuando el cuidado de nuestros mayores nos conecta con nuestro propósito y se convierte en nuestra vocación de servicio.


Como terapeuta Psicofísica, he tenido la oportunidad de investigar ampliamente todo lo relacionado con el propósito del Ser y su propósito de vida. También me relacione con muchos colegas que se dedican al bienestar, equilibrio y armonía de sus pacientes y por qué no de sus parientes más cercanos, acompañándolos hasta el momento de su partida de esta maravillosa experiencia que se llama vida.

Es en esta misma experiencia de vida,  donde   conocí a Lily,  fuera de todo ámbito profesional o laboral. Lily se sumó una noche a nuestro  grupo de  clases de zumba  de a poco fue haciéndose conocer. Ella no era una mujer común y corriente, todo lo contrario, era  luchadora con mucha historia de vida. Fuimos  conociendo su historia, a qué se dedicaba y fue allí cuando nos comentó que se dedicaba el cuidado y acompañamiento  personalizado de  “Abuelitos” como ella los llama y a decir verdad soy fiel testigo  que lo hace con mucho amor, respeto, pasión y profesionalismo. Ha llegado a hacer campañas por whatsapp para conseguir andadores, remedios, sillas de ruedas, entre tantas otras cosas que ya ni recuerdo y lo mejor de todo es que  cada cosa que consigue para sus abuelitos la invaden  de amor,  emoción y agradecimiento, y cada logro se convierte en  un eslabón  más de  esta cadena de favores llamada vida.  

Muchos de Uds., se preguntaran por qué les cuento esta historia sobre Lily y sus Abuelitos?  A decir verdad, en estos días donde los asilos para ancianos, o casi el abandono total de ellos por sus familiares más directo  están en auge, es primordial volver a nuestras fuentes, una de ellas estos seres, que hoy ya son ancianos, que no solo dieron razón de ser  nuestras vidas , sino que también han sabido educarnos, mimarnos, enseñarnos valores  y cuidarnos hasta que ya nos volvimos casi adultos independientes.  

Y ahora nos llega el momento de devolverles todos esos cuidados,  de ser padres de nuestros padres hasta que decidan marcharse. Emocionalmente,  es muy duro poder acompañarlos y cuidarlos de manera adecuada, porque la emoción y nuestro ego no nos dejan  ser lo suficientemente objetivos en los momentos de crisis y urgencia,  ahí es donde debemos tomar la decisión y poner  su cuidado y atención en manos de enfermeras a domicilio que no solo cuiden, sino también que  sepan acompañar a nuestros mayores y guiar a sus familiares en esta experiencia final en el ámbito más cálido que es el seno del hogar y con la familia.

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